Toda empresa, grande o pequeña, tiene que lidiar con ello: procesar las facturas entrantes. Razonando desde la perspectiva de la cadena de valor, puede decirse que las cuentas a pagar no añaden valor en el proceso de producción de una organización. Al mismo tiempo, si esta función no se configura correctamente, añade costes significativos y puede incluso perjudicar a la organización.